Siento, y no miento, que luego seré fuego, que quiero la
miel de tu piel, que a veces huelo el suelo, al caer del cielo de tu mirada de
hielo. Me abraso buscando tu abrazo. Hoy sólo soy, dueño de un sueño,
sólo eso sólo eco, el rastro de mi voz nombrándote a vos.
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