Amo tus ojos,
no ya por bellos o infinitos
sino porque desde sus adentros
eres tú quien me mira.
Amo tu piel,
no ya por los pliegues que aún ignoro
sino porque tiemble o me abrace
dentro habitas tú.
Amo las cosas,
cuando las pronuncias
y me quiero más
si estás tú.
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