domingo, diciembre 28

Las palabras

En alguna ocasión una sola puede salvarte, pronunciada en el momento preciso, escuchada en la voz adecuada. A veces basta solo eso: escucharla de una voz que no tenga tu timbre.
Otras veces, el ruido que hace el mundo al tragarte no te dejará oír ninguna, todos sus ecos los silencia el vacío, todas sus fuerzas las apaga el silencio.
Se usan para herir y para abrazar, pueden ser bálsamo o daga, pueden ser duda y certeza.
Sirven para desnudarse y para abrigarse, para mostrarse y defenderse.
Sirven para crear pedestales y para desdibujar mitos, para convencer y para alejar.
Enarbolan banderas y matan, se apoderan de mentes y bocas, de sueños y caminos.
Se quedan pequeñas cuando el amor es tan grande o cuando el odio es tanto que no cabe.
Sirven para comer cabezas y para despertarlas.
Se confunden unas con otras, se tienden lentamente sobre el papel o se apresuran hacia el aire escapando de gargantas.
A veces con tres creas un mundo, otros días con un repertorio infinito no encuentras ninguna, porque la vida es siempre algo más.
Porque el amor inmenso no cabe en los diccionarios, porque el dolor apaga sus latidos al compás del tiempo, porque la amistad usa el lenguaje silencioso y certero de una presencia o una ausencia.
Hoy son estas, mañana quién sabe.
Las palabras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

 Los recuerdos son espejos  de las cosas  como eran