jueves, octubre 13



Bien pensado, dado lo breve que es nuestro tiempo y la de cosas que ignoramos, aburrirse carece de lógica.
Sin embargo inventamos ese verbo y lo practicamos.
Los incontables vericuetos de una sola persona bastarían para llenar una vida, los misterios de lo que realmente es todo aquello que parece ser.
Cada vez que lees un libro crece el número que asimilas pero no calculas de libros que te quedan por leer.
Todo lo que hay que ver, la de paisajes próximos y remotos que otros han contemplado y que son creados de nuevo cada vez que otros ojos los miran por primera vez.
La de curiosidades que quedan por saciar, la de inquietudes aún no conformadas, la de música que desconoces.

Solo en ganarle un poco de terreno a todo loque no tendremos tiempo de saber podríamos consumir más de mil vidas.
¿Por qué a esto le pusimos tal nombre y no otro?
¿Cuáles son las explicaciones de que ciertos extremos sean extremos y no líneas paralelas, orillas comunes?
Debiera ser suficiente lo incontable para que nuestro asombro no tuviese siquiera un suspiro de descanso.
Sabemos muy poco del espacio y esto es enorme comparado con los abismos no alcanzados del mar, podemos ver más claro estrellas lejanas como visión presente de algo que ya fue que las causas de por qué somos lo que somos ahora.

La Historia demuestra que es tan corta la vida que debiera ser sencillamente imposible tener tiempo para crear la rutina y adormecer la capacidad de asombro, es tan rápido el suspiro que no sé cómo hemos podido dar vida a la posibilidad de tener horas muertas.

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 Los recuerdos son espejos  de las cosas  como eran