ocupando el lugar
en que mañana la cabeza
en que mañana la cabeza
se apoyará en el vacío,
momentos en que decir te quiero
es una costumbre de la lengua
que aflora a esta misma hora,
tal día como hoy,
como un capricho del reloj.
Jugar a creer que nos creemos,
todas esas promesas
de manos en el fuego,
y seguir sin ver brazos,
con huellas de ceniza
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