Debe haber alguna pregunta, algún pasaje concreto de una
remota página pérdida en la memoria, a partir de la cual ya no hay retorno, una
entrada sin salida a no poder alcanzar eso de no pensar en algo.
Debe haber desde entonces una suerte de presagio donde no
caben consuelos que no sean interpretaciones.
Hay una certeza que no se aleja del pensamiento, que no le
brinda su ausencia un instante. Tan sólo se duerme, hay un pensamiento que no
puedes abandonar porque ya no te abandona. Y sabes que esa certeza es otra forma
de mirar que está aferrada a ti de la misma manera que tú no te aferras a ella,
porque la certeza puede ser una ilusión insistente, una mentira que se
repitiera una y otra vez y que se convierte en el paisaje de tus ojos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario