…y qué dice hoy la luna. La luna nunca habla. Lo cierto es
que miras hacia arriba y, entre el ruido que te envuelve, por encima de los
ojos que te hechizan, de la voz que te alienta o te ahuyenta, al mirar: lo que
ves es silencio. Si, uno mira la luna y percibe un silencio sin premura ni
estruendo, y resulta extraño que uno pueda, por ejemplo, escuchar el horizonte,
o tocar la distancia, palparla al menos, o que sin embargo, un instante de las
pupilas contenga más vocabulario que cientos de palabras de viento, o que
toques y escuches el viento que no viste ni verás nunca, o que te tenga dentro
pero no ante mis ojos, ni alrededor, ni siquiera aquí, o que estés aquí y te
sienta tan lejos.
Y qué dice hoy la luna. La luna, otra vez, no dice nada,
pero por un instante intemporal comparto su silencio, me embriago de su calma
indiferente a las dudas y las preguntas para recomenzar, para volver a
descender mis ojos hasta la línea de tus ojos. Y en el suspiro que dura el caduco
silencio de acá abajo, escuchar que me dicen, qué puedo aprender en ese inmenso
mundo que delimitan tus parpados.
Tan sólo escribo como si estuvieras.
Pero no estás.
Tal vez eso es lo que intenta decirme hoy la luna.
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