Se esconden, se aletargan,
hasta que una señal de fuera
los hace bailar adentro.
Un olor, cierta música,
un pasaje entre renglones,
una tarde junto al mar.
Se tiñen, se disfrazan,
se adornan y se agrietan,
cada vez un poco más.
Así se diluyen, así renacen,
así zozobran y así vuelan...
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