domingo, septiembre 3

Pues sí.
Hay días como hoy en que desearía, no solo creer en el destino, sino además, acertar creyéndolo.
Y ya puestos a pedir, pues esto es papel y todo vale, que todo lo que queda pendiente, tuviese un final más certero que una conjetura, que tuviésemos tantas vidas como opciones que no elegimos en favor de la que elegimos. Si aquella mirada podría decir algo o era solo yo, que quería creerlo.
Si aquel recelo o afinidad ausente, hubiese tenido tregua, o simplemente (no hace falta que esté escrito), por muchas vidas que hubiese, uno habría de aceptar, una y mil veces, que hay afinidades que no se concilian.
Si hubiese cambiado una estación por otra, un punto hacia el que ir por una espera, una prisa por llegar por más paciencia.
No sé si las dudas ya saciadas alimentarían el hambre de preguntas distintas, si volvería a escribir algo parecido a esto, pensando otra vez (quién sabe por cuánto), que hay días como hoy, en que desearía, que tuviésemos tantas vidas como opciones que no elegimos en favor de la que elegimos.
Y ya puestos a pedir, zurcir los errores que te hicieron perder, y mantener la euforia que te hizo ganar.
Cuantos pudiera ser, hubiesen tenido un sí y un no, con el que seguir a lo mismo, o ponernos a otra cosa.

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 Los recuerdos son espejos  de las cosas  como eran