Si me miras puede que te escuche más.
Si me hablas quizá te vea mejor.
Si estás cerca será más fácil oler tus horizontes.
Si sé de tus caídas, podré aprender una manera distinta de volar.
Si te miro sabrás que no es solo mi presencia lo que hay de mí aquí.
Si te escucho, pero no solo con cara de escucharte, sin juicios ni prejuicios, con el silencio y la atención despiertos para saborear tus palabras, entenderás que a veces más, a veces menos, te entiendo.
Verás que también yo llevo en los pies alas y piedras.
Que el suelo que pisamos es el mismo, aunque difieran el peso de los pasos, y la forma de andar.
Brújulas cuyas agujas, para centrarse, deben a veces perder el norte.
Dos silencios marcan los límites de la vida.
Nosotros somos ruidos buscando ser música, y al bailar, dejar alguna huella.
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