domingo, diciembre 18
El tiempo siempre está como un niño jugando en el jardín.
Te olvidas que está ahí hasta que le entra hambre y toca la puerta.
Entonces lo recuerdas, y recordarlo es una asimilación.
Entonces el espejo parece nuevo en el viejo lugar donde nunca dejó de estar, y parece que al mirarlo es la espalda de alguien cuya marcha es hacia atrás.
Porque solo lo asumes después.
Cuando ya pasó.
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