No tengo mejor amigo. Tengo una serie de amigos y uno es el
mejor en escuchar, otro es el mejor en acudir siempre el primero, otro es el
mejor en todo lo que puedes dialogar durante el silencio, y nadie, ninguno, es
ni será nunca, el peor en nada. Otro es quizás un guardián de memorias
compartidas, de lugares comunes, y otro es un mundo del cual ignoras
siempre por donde empezará.
Conozco escapistas, prestidigitadores que acuden a tu
señal sin haber emitido antes señal alguna, soñadores que te hacen soñar
y anclas que te mantienen con las alas en tierra. También hay que decir que
conozco desertores, ilusionistas que se vuelven aire con sólo mirar a
otro lado, expertos en tu biografía antes de haber oído tu voz.
Hay quien es como árbol que jamás tendrá premura por moverse
de su tierra, pero que siempre estará ahí para darte sombra y un apoyo donde recostarte
a descansar, hay algún caminar demasiado rápido para aprehenderlo, para
seguirlo, pero que de alguna manera está siempre en cada banco del camino en
que necesites sentarte a respirar..
No hay mujeres perfectas, quizás unas manos nunca me
hablarán como otros ojos me escuchaban, sin saber del todo si unas pupilas eran
todas las preguntas o todas las respuestas.
Quizás en un collage imaginario trazaré una huella
imaginaria de aquella sonrisa, de aquel otro cuerpo, de aquella esperanza.
No entiendo esa obsesión por elegir tu mejor libro, la mujer
que más quisiste, la canción que te marca …...........
¿Qué hago yo con sólo una pieza de un puzzle inmenso?
Nunca sabré cómo sabía lo que no supe nunca.
Esa canción que es la mejor para dormir sería molesta al
alba, esa letra que siempre te recuerda a un instante preciso, a lo mejor no es
precisa en este instante, esos versos como cicatrices pueden no ser un bálsamo
ahora, pero lo son para el instante preciso.
Recuerda que las palabras son disfraces más o menos fieles
de inquietudes, pesares, euforias y universos que nunca conquistará el
diccionario.
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